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EL ARTE DE LA TRANSFORMACIÓN MATÉRICA

En alquimia la espagiria (del griego σπάω: aspirar, sorber o extraer y αγείρω: reunir, juntar) es el proceso por el cual se transforman las plantas para fines cosméticos y curativos. Entre esos procesos podemos encontrar la maceración, destilación y extracción de los componentes a partir de cenizas vegetales. El alquimista, por lo tanto debía conocer la naturaleza, las propiedades de cada planta y el momento exacto de su extracción para poder obtener el beneficio deseado.


El arte de hacer pigmentos y colores puede ser llamado así una forma de espagiria del arte pictórica ya que el artesano en esta materia tiene que transformar los elementos de la naturaleza para hacer colores de gran belleza y calidad.


En esta oportunidad entrevisto a Natasha Rojas, Licenciada en Artes visuales por la Universidad de los Andes (ULA), profesora de la misma facultad de las materias Color I y Color II una espagirita o fabricante del color para conocer y dar a conocer su alquímico trabajo.


J.M: Buenas tardes, Natasha, dinos ¿De dónde surge la idea de fabricar colores?

N.R: La primera vez que me acerqué al color orgánico, por nombrarlo así fue desde lo teórico: haciendo un pequeño resumen sobre qué artistas venezolanos habían trabajado con materiales vegetales, orgánicos, naturales toqué un poco el trabajo, por supuesto, de Reverón, Emilia Scárate, Miguel Mondángel. Entonces el primer acercamiento que tuve fue muy teórico, luego de eso aprendí la parte de construcción del material, la aproximación a lo que es el color pigmento en la materia de color 2 dictada por el profesor Hermes Pérez. Ahí fue que él me enseñó que un pigmento más aglutinante se transformaba en pintura. Con él aprendí (en ese caso usamos sólo pigmentos óxidos que son sintéticos)

La base de la construcción para hacer colores; aprendí a hacer acuarela, óleos, a triturar un pigmento de forma correcta, como preparar un aglutinante y a partir de ese punto me volví muy matérica desde lo plástico. Dejé de comprar pinturas y empecé a comprar los colores en polvo, el pigmento como tal y a preparar mis propios materiales. Poco tiempo después empecé a trabajar en lo que fue mi trabajo de grado.

Tuve la oportunidad de hacer un arqueo histórico de todo lo que ha sido la historia del hombre y su relación con el color y luego empecé a idear mis propios materiales con cosas que encontré a mi alrededor. La idea del trabajo de grado principalmente fue generar una paleta de colores con cosas de mi entorno intentando simplificar. Yo soy muy de simplificar, por eso es que el tallercito que manejo se llama Taller Simple porque siempre estoy buscando cómo simplificar la receta y el proceso.

Cuando yo empecé a trabajar, había libros, había cosas, había muchos datos pero todo era como muy químico y quizás un poco complicado para mí considerando que la base química de los artistas es bastante pequeña, estamos claros que no se nos da base química. El arte tiene mucho de química, tiene mucho de tecnología. Entonces yo busqué la forma de adaptar la información que iba consiguiendo en ese momento; yo no hablaba de mordientes, no hablaba de fijadores ni ninguno de estos términos que son un poquito más complejos. Intenté hacerlo lo más sencillo posible de la misma forma que me enseñó mi maestro: con un pigmento, una parte colorante, un tinte y un aglutinante, así generé una paleta de 24 colores si más no recuerdo. Usé cenizas, tierra, cáscaras de huevos, frutos, algunos pétalos de flores, casi todas tintas y emulsiones, luego de eso, empecé a experimentar con otras cosas y a estudiar un poco más, a revisar un poquito más la química orgánica sin meterme tanto de lleno porque insisto, no soy química.


J.M: pero eres artista

N.R: Exacto, yo soy artista y mi enfoque es netamente hacia lo práctico.

Entonces me he mantenido al margen, a veces cuando descargo un libro hay partes que me sirven y hay otras partes donde me soy sincera conmigo misma y digo no estoy entendiendo porque ya esto se sale de mi lenguaje, o sea hay que ser claros.

Entonces busco la información que me ayude a resolver un problema y a entender una cosa luego de eso sí empecé a practicar con precipitados de laca, mordentados y a experimentar con otro montón de cosas que para la tesis quizás hubiese sido un poquito. Pasé año y medio haciendo todas las observaciones y las prácticas.



J.M: ¿De dónde viene la idea de hacer el Taller Simple, tu taller?

N.R: Nunca pensé en hacer el taller. Yo nunca pensé en comercializar. Para mí fue un ejercicio personal retomar algo que me gustaba tanto. Estos eran mís ejercicios plásticos, ejercicios de transformación matérica. Esa es una expresión que uso mucho.


J.M: ¿Qué es la transformación matérica?

N.R: Cuando yo salgo a caminar y encuentro una piedra, es una simple piedra. Y yo digo, ay, qué bonito color tiene, qué bonita forma, y me la llevo a mi casa. Y ahí empieza el ejercicio de transformación. La saco de su entorno, la meto en mi taller, la lavo, la baño, la limpio, ¿no? La trituro, le doy el trato digno para transformarla en un objeto útil.

No de simple apreciación, porque una piedra es hermosa. Lo transformo en algo que me sea útil para la plástica. Entonces la trituro, la paso por un sedazo, le hago su proceso de levigado para separar las partículas más finas de las más gruesas. Lo dejo secar, lo aglutino, y luego lo vuelvo un material plástico. Entonces siempre me gusta contar esa historia, ese camino de transformación de una piedra a un plano de color. Porque eso es lo que termina siendo, un plano de color. Hasta ahí a mí me interesa el ejercicio.



J.M: Toda esta esta historia me parece un cuento alquimista.

N.R: S í, se puede decir que es un cuento alquimista. Por eso digo que son ejercicios de transformación matérica. Porque para mí es un ejercicio. De eso es lo que trata la alquimia, ¿no? De transformar el material. Entonces yo te puedo entregar a ti en un chapita, en un contenedor de madera, en un contenedor plástico, en una pastillita y te digo: “Mira, aquí está esta acuarela hecha con las piedritas del páramo”. De ahí para allá usted la convierte en una obra plástica o la guarda como un objeto de curiosidad. Regalo mucho el material plástico, el material pictórico, junto con la piedrita de donde salió. Porque siento que es importante que la gente vea que son la misma cosa. Sigue siendo la misma piedra, solo que transformada en otra cosa, ¿no? En otra cosa. Y ahí empieza otro cuento, otro cuento que ya no es mío. Pero sigue siendo el mismo cuento de la piedra. Para mí viene siendo eso. Hace poco tuve la oportunidad de trabajar con el lápizlázuli, y alguien me preguntó por qué trituraba el lápiz lázuli si era tan hermoso. Sí es hermoso, pero es netamente contemplativo. Aparte que estamos hablando de un proceso súper tradicional, de transformar el lápizlázuli en el ultramar. Y ahí cambia hasta el nombre, porque el lápizlázuli se transforma en un pigmento ultramar después de todo este proceso.


J.M: Siguiendo este cuento de la alquimia, ¿tú has encontrado tu piedra filosofal?

N.R: o, no voy a decir que mi piedra, pero encontré mi planta filosofal, me atrevo a decir que para mí ha sido el añil.



J.M: El añil Esa es tu planta filosofal ¿Por qué?

N.R: Cuando te digo, estaba haciendo el trabajo de grado quería armar una paleta que tuviera riqueza cromática y tenía el bache de los azules .Es curioso porque en la naturaleza el azul es muy difícil de encontrar por eso el lapislázuli es tan costoso. Por eso el índigo siempre ha sido tan valorado y nuestra planta, hablando del saber latinoamericano nuestra planta como venezolanos es la indigósfera sufruticosa el añil.

Hay una tesis doctoral de una universidad de España que habla sobre la contundencia y el gran peso que tenía el cultivo de añil aquí en Venezuela al punto que teníamos denominación de origen. Estaba el añil Caracas que competía con el añil de los mexicanos y de la gente de El Salvador. Luego llegó del boom de las anilinas y eso quedó totalmente anulado y dejamos de cultivar. Tengo entendido que en los llanos hay sitios donde todavía están las bateas donde se precipita el añil.

El Salvador sigue siendo un gran exportador pero acá en Venezuela la producción del añil ha muerto un poquito. La gente de Taller Morera Mario Eugenia Dávila, Luis Eduardo Portillo son un gran referente de mi trabajo, ellos tiñen con añil pero en el mundo plástico, en lo artístico casi no se usa. Ahora me pongo un poco mística porque un día de mi cumpleaños estaba yo paseando siempre deseando encontrarme mi plantita de añil y vi una planta muy parecida. Trabajo mucho con identificación de plantas a través del Google Lens que es una herramienta maravillosa, le tomo la foto, llego a mi casa y la aplicación me identifica que era una indigófera. Jamás pensé que iba a poder encontrar una indigósfera acá.

Empecé a investigar, he logrado precipitarla, he logrado extraer el pigmento para fabricar acuarela azul de añil. Ya encontré sitios aquí en la ciudad: hay plantas de añil aquí en la Pedregosa ,hay plantas de añil por todo lo que es la recta hacia el Estadio Metropolitano, hay plantas de añil en algunos puntos del centro cerca del sector Milla, en una parte de la avenida Las Américas… Entonces esta planta es nativa, casi que invasiva. Culturalmente la desconocimos, nos olvidamos de ella; es parte de nuestra cultura, era con lo que teñiamos, de hecho competía en costos de exportación con lo que era el algodón y las naranjas venezolanas y en algún momento lo olvidamos.

Por eso estoy tratando de identificar en qué puntos de la ciudad está la planta, también estoy buscando generar mis propios cultivos de añil para establecerlo como un normal por que esta planta nos produce un azul índigo que es valiosísimo entonces no digo que tengo piedra filosofal tengo planta filosofal tengo ya un par de años trabajando con ella. No he aún caído en su uso textil más que superficialmente pero ya poder extraer el pigmento es una cosa. Nosotros los venezolanos debemos que esa plantita que crece por ahí fue parte importantísima de nuestra cultura y de nuestro comercio y que simplemente en algún momento de la historia lo dejamos pasar.


J.M: Me llama la atención tu interés por fabricar herramientas para artistas a partir de elementos sencillos y cotidianos, esto es muy conveniente debido a la situación país de hoy día. Háblame de esto.

N.R: De herramientas como tal, me pasó a mí misma, que no podía acceder a ciertas herramientas por un tema económico. El traslado de la moleta de vidrio que uso para refinar el pigmento la fui adaptando usando vasos, vasos de vidrio: les aplanaba el fondo y con eso trituraba, de hecho hubo uno que se partió, lo corté, le adapté un mango, entonces es un tema de adaptación una y otra vez.

Hace como dos años tuve la oportunidad de dar una clase con un grupo de mujeres maravillosas de México y Chile y fue un tema, insisto en hablar de la adaptación porque el taller estuvo dirigido a docentes de zonas rurales de México y Latinoamérica, a mí me tocó hablar de tizas, de la fabricación de tizas, tizas pasteles y pensé mucho en la situación país porque normalmente las tizas tienen su aglutinante, su goma para que ellas se transformen de un pigmento en polvo en algo útil. Entonces no se consigue mucho, por lo menos aquí en Venezuela la goma arábiga y cuando se consigue tiende a ser un poco costosa. Lo otro que se usa es el CMC o la goma de tragacanto que también se usa para repostería. Me puse a revisar historias, la parte histórica de la construcción de la tiza y me di cuenta que se usaba también agua de miel, agua de azúcar, cerveza, agua de avena, cola de pescado, o sea gelatina, me di cuenta que todos eran consumibles, todos son fuentes de nutrientes de cierta manera, todos nos pueden servir de alimento. Como persona que ha vivido pues la situación ruda del país, quise buscar una manera menos de consumo de darle a esta gente una receta para que fabrique tizas. Una de las cosas que encontré fue una receta para fabricar tizas usando almidón de trigo, pero acá en Venezuela no consumimos almidón de trigo, entonces se me ocurrió hacer una extracción del almidón de los espaguetis y funcionó muy bien, entonces utilicé un pigmento de tierra, lo mezclé con un aglutinante del desecho del agua de espaguetis y con eso pudimos construir una receta para fabricar tizas y funcionó muy bien porque generalmente todo el mundo bota el desecho del agua de los espaguetis y todo el mundo tiene su casa pasta, entonces fue una receta que logré adaptar basándome en lo histórico, haciendo el ejercicio de observación y pensando en eso, siempre trato de nunca usar nada que me pueda servir para nutrirme, por ejemplo, hay recetas que llevan mucho la remolacha, no me gusta usarla porque la puedo consumir o moras, estas fueron cosas que he dejado de usar porque todas estas cosas son de consumo y lo ideal es que trabajemos con cosas que yo desecho; preparo una tinta de repollo pero para eso se necesita muy poco repollo, dos tres trocitos no hay tanto problema. Entonces intento siempre evitar cualquier cosa que me genere pesar ya sea ecológico o de consumo porque pues si, creo que eso a todos los que estuvimos en la situación difícil venezolana pues importa, importa mucho.


Puedes seguir a Natasha rojas y su Taller Simple en instagram como @labrujadeultramar y @tallersimple y adquirir sus productos en la web:


Si quieres conocer más sobre su trabajo en la Web de SABER ULA pueden descargar el libro de su autoría:

Color Orgánico. Guía para la fabricación artesanal (http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/45745)


Jesús Miguel Duque

15/06/2023




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