ASOCIACION CIVIL PARA EL ESTUDIO Y PROMOCIÓN DE LAS ARTES, LAS LENGUAS Y EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO
"Debajo del altar mayor de Nuestra Señora de los Milagros un túnel secreto conecta el monasterio con las salas subterráneas de Saorge donde tres mil guerreros esperan el año 2020 para incendiar el mundo.". Jonuel Brigue, Diario de Saorge - 1996.
SU VIDA
Por José Gregorio Vásquez
Universidad de Los Andes
José Manuel Briceño Guerrero nació en Palmarito, estado Apure, en 1929. Palmarito de Apure. Palmarito con su sola calle y su río infinito mostrando el horizonte tembloroso que siempre le acompañó a lo largo de su vida; porque suyo fue el río, suya la sabana, suyo el sol incandescente de la llanura, suya la música que nacía del canto solitario de sus aedas. Allí empezó su recorrido y cabalgó por esta tierra que hizo suya desde siempre. No otra. No una más distante y con otras luces, sino esta, aparentemente apagada para algunos ojos, pero iluminada para el alma de muchos que como él hizo parte de sí y la convirtió en su patria, en su casa, en su hogar, en el lugar más cercano de nuestro destino.
En esta misma tierra, en algún momento, desde un ambiente inhóspito para nuestros ojos de ciudad: contaminados y engañados, alejados sin duda del verso puro, apareció desde un más allá de no se sabe dónde, desde un mito, desde un cielo lleno de misterios, un libro mágico en el universo mítico de los llanos venezolanos. Ese libro también suyo cantó la afrenta y el destino sombrío de un tiempo, pero lo hizo desde otro lugar, uno singular: el de la infancia. Es desde ese tiempo de donde viene la fortaleza para la vida, la sabia para la vida. De ese allá, de un día de marzo azotado por la tarde, un niño comenzó a jugar con el tiempo y en él comenzó a dibujar su mundo: un mundo de palabras que ayudaron a sostener la infancia en medio de la noche y la oscuridad. De más allá, de no sé dónde, llegó el canto de la cerrazón haciendo armonía con el naranjo, el mango, el guayabo, el anón..., todo un infinito que servía para encontrarnos con esta tierra y mostrarnos su aliento, su herencia, su fortaleza, su ofrenda de cada día.