POESÍA 17
LA CONVOCACIÓN DEL CARISMA
Es maravilloso realizar como la señora Gladys Villalobos con cuatro muchachos y a punta de costura pareja no se conformó con forjar a un genio sino a dos!
Dicho esto, por supuesto que necesito compartir el trabajo pero sobretodo echarles el cuento de porqué soy la fan más devota del carismático poeta (narrador, periodista, semiólogo, profesor, dibujante, investigador) Luis Manuel Pimentel Villalobos. (Barquisimeto, VEN)
(Si aún no han visto el post sobre su hermano Ramón, vayan de una en este mismo sitio a leer el número 18 de Arte de los domingos del 11 de octubre 2020)
Segurito es porque he podido conocer al personaje, todo es lógico al saber que viene de la legendaria residencia La Sucre en el oeste de mi ciudad natal, Barquisimeto. Un poeta basquetero y vallenatero. Suficientes adjetivos para vislumbrar la hipervinculada dimensión filosófica que desprende su voz. Rudo y tierno, satírico y melancólico. Literalmente lo he visto escribir sobre su ordenador; cuando tipea sobre el teclado, modela las imágenes haciendo una suerte de danza de crochet con las manos al mismo tiempo que escribe.
No me canso de alabar lo que produce, quizás es por mi necesidad telúrica, mis carencias en la lejanía con la experiencias poético-folklóricas que solo ocurren en el imaginario fantástico venezolano. No exagero al decirles que guardo hasta nuestros mensajes de whatsapp como un tesoro. Yo sé que sabrán de lo que hablo cuando uno se inspira y admira a un escritor que no le da para nada vergüenza ser elegantemente sentimental. Con una mirada soslayada tengo que expresar: ¡Qué aburrido resultan los snobistas cínicos! ¿Dígalo? Luisma es todo lo contrario, demasiado humilde para el monstruo que es. Esto es justo lo que el mundo necesita: buena onda, pana!
Lo fantástico está muy presente en su poesía, lo cual no se presenta de la misma manera que en los textos narrativos, una simple comparación sin ningún fenómeno potencialmente sobrenatural puede dar paso a algo que nos hechiza. Da la impresión de que hay algo detrás … debe ser por una muy precisa mística con la que organiza las palabras que me pasa lo mismo cuando leo a Felisberto Hernadez (UR) o cuando escucho por ejemplo a los Beatles o Juan Luis Guerra; una suerte de intuición cuántica como si desde siempre, desde antes de nacer ya conociera uno sus letras y melodías.
“Lo mio es un poco más de la tierra, pero es mágico como las ideas de los hombres andan revoloteando en diferentes geografías físicas, pero en este caso casi desde la misma geografía mental” (...)
Estoy segura que yo no he leído tanto como ustedes. Sin embargo creo que este señor no tardará en convertirse en uno de los escritores más importantes de Hispanoamérica. Qué honor siento en compartirles esta selección de poemas que él mismo ha hecho para ustedes. Así podrán hacerse vuestras propias impresiones.
Además, me permito mostrarles un muy pertinente documento con una pequeña selección de un libro inédito Ventanas Panorámicas donde está uno que él le ha escrito al maestro y su gran amigo Jonuel Brigue y donde también se encuentra mi cuento preferido: ¡EMPANADA DE SIRENA!
Tampoco puedo dejar de extraer un poema que personalmente encuentro tan formidable de Esquina de la mesa Hechizada, obra ganadora del Primer Premio mención Poesía en la I Bienal de Literatura Rafael Zárraga, 2011.
Disfraz de pollo
Los disfraces no fueron hechos
para que nadie no se los pusiera
la mano de la costurera tomó tiempo en hacerlo
y si vieras lo hermoso que se ve el niño
cuando lo carga puesto
lástima que la fotografía
en esa época no era tan fácil como ahora
la costurera se sentía orgullosa de mandar para la escuela
a su hijo disfrazado
pero ¿qué pensaba el niño de ese disfraz?
Era de fieltro y redondez de pollo con medias panti amarilla unos zapatos forrados de amarillo
con una tela que le trajeron del extranjero.
Toda la gente que lo veía le gustaba
pero y el niño ¿qué pensaba?
Su rostro no se veía tan dichoso como el de quien lo cosió sus labios y su cara pintada de amarillo
semejaban una burla próxima
las manos del niño sudaban en cada paso que daba
para ir al kínder
era carnaval y todos llegaban con sus diferentes disfraces. Hoy se imaginaba a Rosita
no con sus pantaletas de encajes
que siempre llevaba puesta
sino con el traje de la cenicienta o quizá el
de la mujer maravilla.
A Rodrigo lo imaginaba con un disfraz del Zorro
a Samuel con uno de Batman porque Robín
siempre fue Will.
El niño no aguantaba más y se daba sutiles palmadas
en la cara por la vergüenza de su traje
el quería ser un vaquero o un spiderman
pero ¿de pollo?
semejante burla entre sus preciados amigos
y más cuando se trataba de darle la cara a Ivette,
su platónico amor.
Paso tras paso su corta vida iba dando luces entre los gustos su madre veía cómo iba el pollito para la fiesta
pero volteó y de un tiro se devolvió para la casa.
La madre lo esperó en la puerta y le pregunta
¿hijo qué pasa que no vas para la fiesta?
él de 5 años atónito le dijo
-yo no quiero ir a esa fiesta con este disfraz de pendejo-.
La costurera que había tardado días en hacerlo carcajeó
y se dio cuenta de lo mal que estaba el niño.
Entró al ropero y buscó una chaqueta de cuero
una camisa de cuadros, unos blues jeans, unas botas vaqueras, le pintó un gran bigote y unas enormes patillas
le dio un palo de escoba y en la parte superior
puso la cabeza de un caballo,
el niño se fue sonriendo y gritando
arre, arre, arre...
Técnica: lapicero sobre hoja de papel bond, intervenido con una corona de plástico de hojas color bronce con escarcha.
Medida: 21.5 cm x 28.5 cm
Cuento para el maestro Jonuel Brigue :
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