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POESÍA 19

Hoy, jueves de poesía, seguimos con nuestra encuesta de pregunta única:

¿Por qué te parece importante la poesía?

Esta vez contesta Génesis Perozo, creadora del grupo de trabajo “Seminario Jonuel Brigue”, cuyo objetivo único es estudiar la obra del Maestro.

Este grupo empezó con “¿Qué es la Filosofía?” el 21 de septiembre de 2020.


Yo percibo la importancia de la poesía desde dos perspectivas. La primera; la considero alimento para mi espíritu. Cuando leo a poetas como Henry David Thoreau, que dice:

“Fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente;

enfrentar solo los hechos esenciales de la vida

y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar.

Quise vivir profundamente

y desechar todo aquello que no fuera vida…

para no darme cuenta, en el momento de morir,

de que no había vivido”.

¡Me genera tal pasión y ganas de vivir!

O cuando Porfirio Barba Jacob dice en su poema Vida Profunda:

“…Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,

como en las noches lúgubres el llanto del pinar.

El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,

y acaso ni Dios mismo nos puede consolar….”

Me causa terror porque me identifico en esa imagen, sintiendo que a veces ni Dios mismo es capaz de consolarme. O cuando César Vallejo dice:

“Hay golpes tan fuertes como del odio de Dios…”.

Pero me consuela el poema o el poeta que me muestra que también ha sentido eso. Entonces, es un alimento que puede acompañarme a subir al cielo o al infierno, pero siempre acompañada.

La segunda perspectiva es cuando escribo poesía. Más que importante lo considero necesario, las ganas de escribir no son plácidas, cálidas, sutiles… no… son ganas que te acorralan, que te presionan, que obligan a escribir, a plasmar aquello que ni siquiera sabías que sentías. O sencillamente es el único medio que puedes usar para drenar. Yo no sé por qué tengo tanto conflicto con la palabra “te extraño”, no me gusta decirla, no la digo, hace años un amigo me preguntó si yo no extrañaba a nadie, y le respondí: “¿Qué es extrañar?”. Pero un día en el Monasterio Trapense de Mérida, en medio del silencio, de la soledad, me eché a llorar y comprendí lo que significaba extrañar, al menos a mi maestro. Lo entendí de la siguiente forma; en Sanare estado Lara, hay una fumarola, creo que es la única de Venezuela, pues la fumarola siempre está allí, puede pasar inadvertida, pero si llueve comienza su espectáculo, el humo y todo su ritual. La fumarola entonces sigue siendo fumarola sin la lluvia, pero es mejor con la lluvia. Igual que Chuao, es un pueblo ancestral, hermoso, con su playa, su cascada, sus montañas, su cacao y sobre todo sus tambores. Chuao seguiría siendo Chuao sin sus tambores, pero le faltaría esa esencia, ese no sé qué que lo caracteriza. Bueno… a raíz de eso escribí esto:

Para mi maestro, una forma de decir “te extraño”

El pétalo que ha caído del jazmín,

La fumarola sin la lluvia,

Lara sin crepúsculo,

Mérida sin el Pico Bolívar,

El cocuy sin penca,

Los dioses sin humanos,

El páramo sin frailejones,

Chuao sin tambores,

América sin ti Jonuel.

Génesis Perozo




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